Las palabras se las lleva el viento, cuando su uso no provocan el resultado deseado. Este refrán de nuestro valioso refranero español pone título al ST01, mi segundo articulo de stakeholders.news
Este escrito está basado en una experiencia y reflexión que surge a propósito de una conversación mantenida hace unos días donde la “jerga” de proyectos era la protagonista, es decir, “sólo frikis” frivolizando un poco.
Por poner en contexto esta vivencia y bajo el paradigma del entorno profesional, cada día nos levantamos con palabras como: valor, beneficio, expectativas, éxito, objetivo, metas…, entre otras, para algunos de nosotros muy conocidas y utilizadas, ya sea trabajando en proyectos o no, palabras que denotan mucho impacto para el que las nombra y mas si cabe para el que las recibe. A estas palabras las llamo “a qué huelen las nubes”.
Esta historia comienza cuando indico a una persona “tendrías que poner en valor tu esfuerzo”, y recibo como respuesta un simple “vale”. Según el principio de la tercera ley de Newton “acción-reacción” me quedé esperando algún movimiento en esta persona, donde la reacción fue, no hacer nada. Hacer nada, en mi opinión, es el comportamiento que se puede mostrar cuando no hay interés en algo o porque desconocemos qué hacer.
Concretamente no se debía a la falta de interés, sencillamente no lo entendió, lo cual refleja que el efecto que se persigue con este tipo de expresiones a veces no provoca la reacción esperada. Intuimos ya, que habría sido suficiente con “resalta tu trabajo de esta forma”, “vende el proyecto en el que tanto has trabajo con tu equipo”, esta fue mi reacción ante la inacción, lo cual, quedó perfectamente entendido; estimularon acciones concretas y ocasionaron el efecto deseado.
Cuando nos comunicamos con otras personas se establecen en algunos casos “ruidos” que pueden perturbar el mensaje o simplemente no llegan por falta de definición, y al ser parte de un vocabulario, jerga, se asumen entendidas.
Con estas palabras, en entornos que no son adecuados, se puede adolecer de gran conocimiento cuando en realidad puede confundir, crear incertidumbre, expectativas sobre estos conceptos intangibles, que pueden terminar quedando como palabras etéreas si no están acompañadas del elemento que les da significado ya sea cuantitativo, cualitativo, elementos que transforman la abstracción a lo concreto, tocable, real o simplemente decirlo de la forma “que lo entiendan mi abuelos”, eso decía un sabio profesor que tuve.
Esta experiencia fue una lección aprendida para mi. Algunos pensaréis, esta persona podía haber preguntado, ¿verdad? Si, claro que lo podía haber hecho, el uso de estos conceptos pueden ser el día a día donde no todos preguntan cuando se queda la duda, no todos lo entienden, y ante esto, mas vale hacer comprender… si es lo que se quiere.
A partir de ese momento, opté por elegir las palabras adecuadas para que no se las lleve el viento.
Una vez más, el entorno e interlocutor es clave en el uso de ciertos conceptos y para que se asimilen, mejor como decía mi sabio profesor.
“Hay palabras que se retraen, que se niegan, porque tienen demasiado significado para nuestros oídos cansados de palabras”. José Saramago
Este artículo fue publicado en la revista Stakeholders.news STD 002 -Enero 2022